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lunes, 17 de septiembre de 2012

India no hay que entenderla, hay que quererla (Pablo Castells)


El 14 de septiembre iniciamos un nuevo viaje que nada tenía que ver con los países hechos hasta ahora. Es bien cierto decir que la India podría ser perfectamente el sexto continente. 



Kolkata (conocida por la mayoría como Calcuta), es la ciudad elegida como punto de partida en la India. Kolkata es extrema y no te haces a ella hasta que no empiezas a indagar y a conocer sus calles. Es probablemente la ciudad más abrumadora en la que hemos estado. La pobreza más extrema la puedes encontrar en cualquier calle, en cualquier parque, en cualquier acera, en cualquier mediana de carretera… Son pocos los turistas que recorren las calles de esta ciudad que parece que acaba de pasar por una guerra. La gran mayoría de extranjeros los encuentras en la concurrida Sudder Street y todos ellos vienen para hacer algún tipo de voluntariado. Para conocer a gran parte de ellos solo hace falta que te acerques a Raj’s Spanish Café punto de encuentro de la “comunidad” española.

A unas cuantas calles de Sudder Street se encuentra Mother’s House, la famosa casa madre de las Misioneras de la Caridad, encabezada por la Madre Teresa de Calcuta. Esta congregación acoge a los más pobres entre los pobres y entre sus paredes se respira una calma y una paz que contrastan con lo visto a escasos metros de la puerta.



El Victorial Memorial también es un lugar de visita obligada. Como bien dice nuestra guía de cabecera, Lonely Planet India, si este palacio en vez de estar dedicado a una reina inglesa muerta estuviera dedicado a la hija de un poderoso rajá sería uno de los monumentos más importantes de la India junto con el Taj Mahal. 

Son pocos los lugares a visitar en Kolkata pero si hay tiempo no hay que perderse el Mercado Floral, una experiencia fuera de lo normal. Callejones inundados de barro hasta las rodillas, gente desprendiendo olores muy fuertes, maravillosos saris que compiten con los colores de las flores que allí se venden.


No podíamos dejar Kolkata sin pasar por su templo hindú más concurrido, el templo de Kalighata. Kali era la mujer de Shiva y diosa de la fuerza y fertilidad. Así que le dedicamos unas meditaciones (junto con un pequeño desembolso) para que en un futuro nos trajera un niño bien rechoncho.



Kolkata se despide de nosotros con un sabor agridulce. Agrio por su dureza y dulce por ser la primera ciudad de un increíble país.

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