La
India es un país increíblemente distinto. Se podría llegar a decir que cada
estado es una India diferente, un viaje diferente. En las 4 semanas que
llevamos recorriendo estas tierras, hemos estado en 5 estados: Bengala
Occidental (Kolkata y Darjeeling), Andhra Pradesh (Anantapur), Maharashtra (Mumbai),
Rajasthan (Jaipur) y Sikkim (Gangtok). Os podemos asegurar que ninguno tiene
nada que ver con el anterior.
Alrededor
del 25 de septiembre cogimos nuevamente nuestros bártulos y nos dirigimos a la
conocida “Tierra de Reyes”. La capital del Rajasthan, Jaipur, nos recordó mucho
a países árabes como Marruecos o Egipto. Así que si estos países os gustan no
dudéis en pasaros por Jaipur, eso sí llevaros en la maleta kilos de paciencia
porque no cesaran de pararos por la calle ofreciéndoos de todo.
La
ciudad rosa, como también es conocida Jaipur, nos sorprendió por sus grandes
dimensiones y por contar con localizaciones dignas de pasarte horas y horas
contemplándolas. El fuerte de Amber, El Palacio de la Ciudad, la fortaleza de
Jaigarh, el Hawa Mahal (Palacio de los Vientos), El fuerte del Tigre y el Water
Palace son lugares que te transportan a las mágicas épocas de los maharajás
(reyes) y maharanís (reinas).
Jaipur,
nos dio fuerzas para seguir visitando la India. Llevábamos semanas duras y los
ánimos estaban un poco tocados. Reconocemos que éste es un país difícil y que
como ya hemos mencionado en anteriores ocasiones, adaptarse a la India no es
tarea fácil.
A
cientos de quilómetros hacia el nord-este del Rajasthan se haya Darjeeling, un
pueblo de montaña donde sus habitantes parecen más nepalis que indios. Es para
nosotros extraños, pero es en este lugar donde realmente nos encontramos
cómodos.
Quizá os resulta raro, pero lo que más nos ha gustado de la India es lo que menos se parece a la India. Darjeeling es conocida principalmente por dos cosas: su té (en estas montañas se produce el 25% de la producción mundial de té) y por sus espectaculares panorámicas del Khangchendzonga (el pico más alto de la India y el tercero del mundo con sus 8.598 mts).
Una de las mejores experiencias del viaje, sin lugar a dudas, ver el amanecer desde la Colina del Tigre y ver aparecer a lo lejos la silueta del Himalaya.
Darjeeling es parada para sacarnos el permiso para visitar el antiguo reino de Sikkim (este estado se incorporó a la India hace muy poquito, en el 2005). 123 quilómetros de carretera, en nada más y nada menos que en 4 horas y media (os podéis hacer una ligera de idea de cómo son las carreteras) separan Darjeeling de Gangtok, la capital de Sikkim.
La escasez de días, no nos ha permitido
conocer mucho más de esta zona, pero los templos budistas visitados son dignos
de postal junto con sus bancales de arroz.
Posiblemente, si algún día
volvemos a la India, Sikkim será una visita obligada.